Las cerraduras han recibido diversos nombres a través de la Historia tal como nos comentan los Cerrajeros Sevilla
Se les llamó pasador, porque pasaban de una parte a otra. Los pasadores consistían en una barra construída en madera, lo suficientemente larga como para atravesar la puerta de un extremo a otro. Dicha barra se sujetaba mediante unas guías, que le permitían deslizarlas, y se introducían en una especie de ojal en relieve que se adosaban en la parte interna, o posterior, de la puerta. Estos mecanismos sólo funcionaban desde el interior de las puertas – en el caso de las edificaciones -, y en el exterior de las cajas, cofres o cajones. Como es de suponer, la seguridad que suministraban era relativamente poca.
Se inventó entonces un artefacto que permitiese abrir las puertas desde el exterior, como en el caso de las puertas de edificaciones como castillos, o cualquier otro que supusiera contener riquezas u otros elementos de valor. Dicho artefacto consistía en un trozo de metal curvo, acabado en un mango y similar a una hoz, el cual se introducía por las juntas de las puertas, de abajo hacia arriba, para hacer saltar el pasador y liberar las puertas. Este artefacto se constituyó, pues, en una rudimentaria llave, de las primeras que se idearon.
Se mejoró entonces el pasador, perforando un agujero vertical en la parte superior de la barra usada como pasador. En el agujero se insertaba una cuña, la cual impedía que se deslizase el pasador, y evitaba que saltara si se usaba el hierro con forma de hoz para abrir desde afuera y a la fuerza.
Se registra en la Historia que los egipcios usaban cerraduras con diseños similares, mejorados mediante la perforación de mayor número de cuñas, mientras que los romanos los hicieron de bronce, diseñando clavijas y reduciendo los tamaños empleados, así como perfeccionaron los acabados y el mecanismo como tal, incluyendo un resorte.
Con la llegada de la era industrial en el siglo XVIII, los ingleses despuntaron en la tecnología cerrajera, y avanzaron en cuanto a los sistemas de seguridad de las edificaciones.
En 1851 se da a conocer el cerrajero norteamericano Alfred Hobbs cuando afirma que ningún ingles podrá abrir sus cerraduras de la manera en que él mismo podría abrir “cualquier cerradura inglesa”.
Linus Yale fue otro destacado cerrajero quien, tras perfeccionar el trabajo de su padre, obtiene en el año 1851 la patente de “su primera cerradura para bancos”. Hacia 1862 inventa la cerradura de cuadrante secreto, también conocida como cerradura de combinación.